martes, 4 de enero de 2011

EL PERSEVERANTE

EL CARIBE
Michael Martínez fue rechazado en cuatro pruebas, jugó baloncesto, béisbol del Distrito y pelota militar con la Policía Nacional antes de recibir una tardía oportunidad como profesional cuando ya contaba con 23 años de edad.
Cinco años más tarde está a las puertas de las Grandes Ligas.


En la era de las firmas jugosas para adolescentes, Martínez tuvo que vencer la predisposición hacia su corta estatura de cinco pies y nueve pulgadas.

Luego de pertenecer hasta los 18 años a la liga Norma Díaz, ubicada en su sector natal,  Los Mina, el atleta surgió como un trabajador a sueldo en diversos eventos semiprofesionales.

Martínez recuerda la frustración sufrida cuando los Tigres de Detroit se negaron a firmarlo tras mes y medio en el complejo de esa organización. “El día que íbamos a firmar yo no tenía la cédula de mi papá y luego comenzaron a poner peros. Tenía 20 años y me olvidé de buscar firma”, relató a El Caribe el actual torpedero de las Estrellas Orientales.

Entonces se intensificó el periplo del llamado “Pelusa” como un jugador amateur de béisbol y baloncesto. “En el doble A jugué con Los Mina.  Todos los jugadores me llevaban 10 años y más. La gente preguntaba qué buscaba ese niño ahí, pero sobresalí entre esos hombres”, explicó.

Martínez también sobresalió como armador en el baloncesto, llegó a reforzar en torneos provinciales y hasta se paseó por el Palacio de los Deportes. “Maíta (Mercedes) me llamó para que jugara con Los Prados en 2001 y estuve en el equipo durante la segunda mitad de ese torneo”, dijo.

En 2005, la Policía jugaba la serie final ante el Ejército en el béisbol militar y Michael comenzó a ver unos hombres con cronómetros, carpetas y pistolas para medir la velocidad.

“No sabía por qué los scouts estaban allí”, apuntó Michael. Pero antes del último juego Neftalí Cruz y su hijo Ismael propusieron al torpedero que fuera  a la academia de los Nacionales en San Cristóbal el próximo día.

“Los atletas no nos descartamos. Seguimos trabajando y poniendo lo nuestro ya que la suerte puede llegar en cualquier momento”, explicó el pimentoso jugador.

Martínez fue reclamado hace un mes por los Filis de Filadelfia en el sorteo de la Regla 5, aprovechando que los Nacionales de Washington no protegieron al campocorto que combinó .272 de promedio, 11 jonrones y 56 remolques entre las clasificaciones AA y AAA en 2010.

“Pensé que los Nacionales me iban a proteger ya que puse buenos números”, proclamó.

Un bulto lleno de guantes
Martínez nunca fue regular en los Estados Unidos hasta que le fue entregada la posición del Harrisburgh, Doble A de los Nacionales, para la pasada temporada. “Siempre he sido un jugador de rol en los Estados Unidos, así que cuando me dijeron que sería regular, saqué lo mejor de la oportunidad”, exclamó.

El dominicano bateó .253 con ocho vuelacercas, seis triples,  14 dobles y 15 robos en 100 partidos y 358 turnos antes de ser promovido al Potomac (Triple A), donde compiló average de .325 en 126 oportunidades.

Ahora va a los entrenamientos a pelear un lugar en cualquier posición. “Tengo guantes de todas las posiciones porque me dijeron que vaya listo para buscar un cupo como utility”, manifestó.
Ojos que vieron el talento
Ismael Cruz firmó a Martínez por una relación de necesidad y talento. “Teníamos un bajo presupuesto en ese momento y aunque era un pelotero  poco pasado de edad, vimos talento y nos corrimos el riesgo”, relata el hijo del legendario cazatalentos Pablo Neftalí Cruz.

“Washington tenía un equipo joven en la Liga de Verano y jugué ese año (2006) aquí”, explicó Martínez. Cruz ve con orgullo el desarrollo del jugador. “Ha trabajado mucho. Merece el éxito”, apuntó.

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