lunes, 8 de agosto de 2011

BEBIDAS, DROGAS Y JUEGOS



Por Eugenio Taveras....Con la finalidad de alargar un poco más la vida, debemos abstenernos, por el día hoy, nada más, de ingerir cualquier tipo de bebidas alcohólicas (drogas legalizadas), de fumar cualquier clase de cigarrillo (uso permitido por ley, pero droga igual) o cualquiera otro menjurje de uso prohibido y de visitar las bancas y todo centro de juego de apuestas en busca de cambiar nuestra situación económica de la noche a la mañana o paliar una necesidad momentánea.



Estas expresiones van dirigidas exclusivamente para las personas que cuando hacen contacto con las bebidas alcohólicas (todas), con las drogas (cual que sea) o con los juegos de azar (en todas sus manifestaciones), no tienen la capacidad de decir hasta aquí y continúan hasta perder la cordura y se provocan daños así mismas y a las que rodean, muchas veces irreversibles, al momento de la ingestión de bebidas alcohólicas, el consumo desmedido de cualquier tipo de drogas y cuando visitamos un centro de juegos de azar y gastamos un dinero que muchas veces no nos pertenece aunque nos lo hayamos ganado.



El escenario descrito en el párrafo que antecede las lleva a empeñar las pertenencias de encima (cadena, anillo, guillo, pulsa, aretes, zapatos), dejar la familia sin el sustento, quedarse sin los servicios básicos (agua, energía) por falta de pago, que les excluyan los hijos del colegio porque no cubren la cuota a tiempo, llegar al punto de sustraer objetos ajenos (robar) para conseguir la plata que satisfará la necesidad adictiva... la lista es interminable.



Ahora bien, como digo / digo, digo Diego, si la sobriedad nos acompaña por doquier, podemos, sin ningún temor, darnos un traguito, un placentero cigarrillo (nótese que no incluyo las drogas en este renglón) y de cuando en vez hacer una jugadita, porque no está demás romper con la rutina del día a día, acompañada de la fuerte presión en la que nos desenvolvemos y los “holgados ingresos” que nos gastamos casi la totalidad de los dominicanos, ya que desconozco lo que pasa en el resto del globo, aunque puedo asegurarles que nuestra economía es la mejor de la bolita del mundo.



La situación no es propicia para gastar lo poco que conseguimos en bebidas, drogas y juegos que lo único que nos acarrean es más problemas, ya que aceleran la división del matrimonio y la familia toda, destruyen la buena o débil salud que conservamos, nos envían con frecuencia a una clínica u hospital sin contar con los cuantiosos recursos que representa la dolencia más sencilla, nos encierran en lugares que en condiciones normales no quisiéramos estar (la cárcel).



El regalo final que nos dispensan los vivos consiste en que nos introducen, primero en una especie de cuatro tablas, con algo de colcha en su interior, bien maquillados, con una seriedad jamás vista en el transcurso vivencial, para luego colocarnos en cuatro paredes para siempre, y esto último, dudo le agrade a mortal alguno, a sabiendas de que un día nos llegará el turno; sin embargo, con nuestro comportamiento aceleramos nuestra partida de la lista de los vivos: que descanse en paz, porque el que por su gusto muere / que la muerte le sepa a gusto.

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