jueves, 17 de noviembre de 2011

El rey de la Perseverancia



JOSE GOMEZ..SANTO DOMINGO.— “Mendy mete un palo grande, grande, graaaande… La bola va pasando!..”  Así retumbaba la voz del maestro Mendy López Sr. ante el batazo histórico de su hijo en el mítico Estadio Cibao, mientras las graderías se rendían ante la grandeza que recién acababan de presenciar.

No había cámaras de muchos medios nacionales, ni un gran batería de periodistas luego del batazo, de forma entendible (hasta cierto punto), muchos fueron los que se bajaron del carro de Mendy pensando que ese cuadrangular tardaría mucho y que era impredecible saber cuándo se iba a producir.

Aún así, en Santiago de disfrutó su batazo, algunos con el alivio de saber que ya la marca no será un estorbo para que jueguen los “muchachos” que están rindiendo, otros de corazón más noble sintiendo en sus almas el valor real de la historia en movimiento de la cual eran testigos, las mas pasionales, con el orgullo de saber que Las Águilas dominan ahora los dos records de por vida más importantes de la pelota dominicana.

Mendy López Jr., nativo de Pimentel, es el nuevo Rey de los Jonrones en la pelota dominicana. Su hazaña carece de la espectacularidad de Hank Aaron, Babe Ruth y Barry Bonds por muchas razones. Contexto de liga, cobertura mediática,  seguimiento del público, cultura beisbolistica del dominicano entre otros factores; sin embargo, la menor espectacularidad no necesariamente implica menos grandeza.

En el caso del “Popeye” Aguilucho, su perseverancia y constancia le han pagado el mejor de los frutos. Luego de esperar dos temporadas sin recibir la mayor oportunidad de juego, debido a una renovación generacional que se llevó de encuentro muchos pilares de la gloriosa dinastía de los años 90, Mendy ha podido llegar a una meta que parecía hacérsele esquiva.

Su temperamento le permitió soportar callado muchas cosas, propias de cuando un estelar pasa a otra etapa de su carrera, no obstante a algunos conatos propios de la naturaleza humana, Mendy se mantuvo como todo un caballero, sonriendo cuando alguien se le acercaba a requerir una entrevista y consciente de que su marca no podía llegar con otra franela que no fuera la de sus amadas Águilas, parte ya del ADN de su familia.

Así llegaron los momentos de irse a la banca, de jugar poco, de salir a buscar una marca sabien que también su trabajo en el Line-up estaba en juego. Más de una vez nos confesó que las lesiones previas que lo molestaban le hacían pensar en retiro, pero que sentía que su cuerpo daba para más buscando no solo un record, sino también seguir en el deporte que tanto le ha dado.

Ese mismo que inició su carrera como un torpedero delgado en 1994, y que tuvo que esperar  5 años para juntarse con su primer vuelacerca, es hoy el dueño de la marca de todos los tiempos de una pelota que siempre valoró más los grandes hiteadores y robadores de bases que los grandes jonroneros. La metamorfosis de Mendy en un bateador de poder fue la adaptación de alguien que necesitaba mantenerse en el beisbol a toda costa., El resultado fue tan grande que nadie lo hubiera previsto.

Hoy el futuro de Mendy parece cerca del alejamiento de la pelota dominicana. Los números no mienten y su rendimiento ha desmejorado en las últimas dos temporadas, pero el momento de mirar al frente llegará luego, por ahora la gloria descansa en los hombros de quien se la merece. 

Como el deporte además de números es pasión y es realidad humana, es el momento de archivar las calculadoras por un día y felicitar al ser humano. Es el momento de rendirse ante la historia. ¡Enhorabuena Mendy López! Rey de la perseverancia.

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