domingo, 11 de diciembre de 2011

CON SU NUEVO UNIFORME LLEGA UN NUEVO RETO





MLB-----








El dinero cambia a todas las personas de alguna manera, un ejemplo puede ser el guardabosque Carl Crawford cuando firmó con los Medias Rojas el invierno pasado.


Boston no quería que Crawford, un hombre que se concentra solamente en su trabajo, tratara de justificar su pacto de siete años y US$142 millones que acababa de recibir.


De todas maneras, sin importar cuántas veces su manager, en aquel entonces Terry Francona, le dijera a su nueva estrella que se relajara e hiciera las cosas como siempre, Crawford se notaba como alguien que trataba de demostrar que valió la pena el enorme contrato.


Su promedio de .255 en el 2011 fueron 38 puntos debajo del promedio en su carrera. Sus otras estadísticas importantes también disminuyeron, así que en esta temporada muerta Carl Crawford se dedicará a ser el mismo de antes.


Jason Giambi tuvo la misma clase de problemas en su primera temporada con los Yankees, uniéndose a una larga lista de peloteros -- el puertorriqueño Carlos Beltrán, Barry Zito, Vernon Wells, Mike Hampton, entre otros -- que jugaban como si tuvieran el peso del mundo en sus hombros luego de recibir tanto dinero.


Ese será también el reto que el dominicano Albert Pujols enfrentará en su primera campaña con los Angelinos.


El contrato de 10 años y US$254 millones está entre los dos mayores contratos en la historia de las Grandes Ligas, y parece ser solamente el comienzo. El toletero cambiará de equipo y de liga, y con los aficionados de los Angelinos ya listos para comprar boletos y artículos, las expectativas serán gigantescas.


Por 11 temporadas, Pujols tuvo éxito en el caparazón creado por el piloto Tony La Russa para apoyarlo y protegerlo. El inicialista era el jugador más admirado en una ciudad que ama a su equipo de béisbol como pocos.


En San Luis no importaba que no diera todo su esfuerzo, que no hablara con la prensa. Lo único que importaba era que Pujols jugara por los Cardenales y con una actuación y consistencia impresionante.


Para los aficionados que observaron su brillante capaicidad y que vieron su fuerte mentalidad es difícil imaginarse que algo afecte a Pujols en el terreno.


Pero después de rechazar un contrato por US$190 de los Cardenales en el invierno pasado, Pujols sobresalió en el 2011 con la presión de las expectativas.


La Rusa categóricamente defendió a su estrella, señalando que lo único que afectó su desempeño fue una serie de lesiones. Por lo contrario, dijo el capataz, Pujols fue el mismo de siempre.


Ahora, el tres veces Jugador Más Valioso de la Liga Nacional estará buscando otra manera de sentirse cómodo, y su fuerte mentalidad estará a prueba de otra manera.


En los últimos años, los Angelinos ganaron una reputación de ser un equipo que no podía cerrar tratos. Expresaron interés en Crawford, Mark Teixiera, Cliff Lee y otros, pero no lograron adquirirlos.


Esta semana, Los Angeles logró cerrar varios pactos. Sorprendieron por la rápidez que lo hicieron y ahora parece que inclinan la balanza de la Liga Americana a su favor.


Luego de perderse la postemporada dos años seguidos por primera vez desde las primeras dos campañas de Mike Scioscia como piloto (2000-2001), los Angelinos firmaron a Pujols y al mejor abridor disponible, C.J. Wilson.


Los directivos del equipo informaron que han vendido más de 1,000 abonos en las primeras 24 horas después del acuerdo y una franquicia que había atraído 3 millones de fanáticos en nueve temporadas seguidas, ahora tiene la oportunidad de llenar el estadio.


Pero con eso vienen expectativas, y esas expectativas caen principalmente sobre los hombros de Pujols. El quisqueyano ha superado cada reto durante su increíble carrera de 11 años, así que es justo sugerir que hará mismo en esta oportunidad.


Sin embargo el cañonero no ha enfrentado esta clase de obstáculo antes, el que muchos se les ha hecho difícil pasar. Parece que Pujols lo recibió con los brazos abiertos cuando fue presentado con su nuevo uniforme este fin de semana. Lucía como un hombre ya casi cómodo.

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