lunes, 9 de julio de 2012

LAS LAGRIMAS DE SIEMBRA


Por mucho, este es el más difícil de los escritos que he hecho en mi vida y al mismo tiempo el más fácil,  porque desde el corazón es difícil mentir.

Duele, duele mucho quedarse dos veces en la orilla del sueño que has perseguido por tanto tiempo. Duele mirar al contrario celebrar sin poder hacer nada. Duele perder, simplemente eso.

Sin embargo, es la manera en la que se afrontan las derrotas lo que diferencia a los seres humanos.

Hoy hay dos maneras de ver este mal momento. Muchos, elegirán la visión pesimista y la emprenderán contra quien entiendan culpable. Las derrotas deportivas, como todas las derrotas siempre tienen un millón de razones.

Sin embargo, en esta ocasión, lo único negativo es el resultado.

El país vio a su equipo ganar la medalla de Oro en Centrobasket y superar a Puerto Rico en posición en tres torneos consecutivos, además del crecimiento de figuras com Ronald Ramón, Eulis Báez y Manuel Fortuna, quienes ya forman parte del núcleo de nuestro grupo.

La patria sintió el amor a la camiseta, de un equipo que le vino de 20 a Macedonia para reafirmarse como el tercer mejor equipo de America, mientras Juan Coronado dejaba de ser un jugador del patio para convertirse en un referente.

Todos vimos a Jack, a Al y Francisco dejarlo todo en la cancha, conscientes de su responsabilidad con la historia.

No se pudo y eso duele. Me duele a mi que siento a estos 12 como mis hermanos, a quienes vi llorar en el camerino y de quienes se los sacrificios que han hecho para estar aquí.Todos sin excepción con lagrimas en sus ojos, conscientes de que todavía les falta dar ese paso que los consagre de manera definitiva.

Los crecimientos son dolorosos, para ganar no siempre de llega por la puerta más ancha ni por la menos escabrosa. Hace 10 años éramos en baloncesto un país más del montón. Hoy nadie puede salir a la cancha y pensar que nos va a sacar de juego sin luchar.

Si, perdimos y eso duele. Pero jamás dolerá tanto que nos impida agradecer a John Calipari, Del Harris, Orlando Antigua y Maita Mercedes por su labor al frente de este barco al que han dado conciencia de grupo y sentido de unidad.

El crecimiento del baloncesto dominicano es una realidad que no tiene reversa, muchos son los que desde afuera aprovecharan para intentar hacer leña. Lamentablemente para ellos, esta vez no hay árbol caído.

El país puede y debe estar orgulloso, el camino a la gloria de esta selección ha sido duro, pero hoy se han sentado las bases que nos permitirán continuar cosechando logros.

Mi agradecimiento a estos doce titanes que me permitieron hacerme parte de sus vidas, comer con ellos, viajar con ellos, reír y llorar con ellos.  De aquí solo me llevo los recuerdos de niño que pasó de soñar con sus ídolos a tenerlos en la cotidianidad. Y eso, es una bendición indescriptible.

En cuanto al futuro, podemos mirar optimistas, sabiendo que este proceso debe ser respetado y defendido. Con las lagrimas de hoy, se seguirán regando las flores de mañana.

Por José Gómez

No hay comentarios.: