miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Silencioso: Rafael Soriano Su presente ha sido sensacional para los Yankees, pero su futuro es un misterio


Jorge Aranguré...Un chico dominicano llora por ratos. Necesita a su padre. Acaba de interesarse en el béisbol; y a la edad de 8 años, es muy bueno, pero su familia es tan pobre que no tiene ni para costear los largos viajes desde Boca Chica a Santo Domingo para jugar en los torneos semanales. Su madre, limpiadora de casas, se gana un mísero sueldo y no puede pagarle para enviarlo a jugar. Cuando él no puede encontrar los 20 pesos dominicanos (menos de 1 dólar) para los viajes, se queda en su casa, en ocasiones llorando, con el dolor de no poder jugar el juego que aprendió a amar.





Él necesita desesperadamente a su padre, quien nunca ha sido parte de su vida. El chico fue rechazo una vez cuando se le acercó para pedirle ayuda financier, y eso le dolió, dejándole una huella de por vida. Desde ese entonces, en raras ocasiones ha vuelto a decir el nombre de la persona o a llamarlo "papa." Én ocasiones, se refiere a él como "el hombre que ayudó a crearme". Pero nunca papá. La paternidad requiere algo más que simple genética.





Con el corazón roto por su hijo, la madre del muchacho sacrifica el poco dinero que tiene disponible para enviarlo a sus viajes de béisbol. En otras ocasiones, el hico hace tareas para el manager del equipo, quien entonces en recompensa paga por el largo viaje en autobús a la capital.





Jugar béisbol no es fácil para el chico --comprar un guante o un bate es casi imposible -- pero le enseña lecciones importantes sobre la vida. Aprende que para obtener las cosas que uno desea, tiene que hacer sacrificios. La vida no te va a regalar nada.





Pero lo más importante que aprendió es el valor de la familia -- o, al menos, la parte de la familia que sí le importa ser parte de su vida, el puñado de primos y tíos que, junto con su madre, velan por su bienestar. La familia es lo único que importa, la única gente con la que él puede contar en la vida. No vale la pena desperdiciar su tiempo con alguien más.





Esas lecciones moldearon el resto de su vida.





Luego, cuando hombres y mujeres con micrófonos y grabadoras esperan para hablar con él luego de un mal partido de béisbol, este chico, ahora convertido en un hombre, se retira para hablar por teléfono con esa gente en la que él confía. Su opinión y sus preguntas son las únicas que realmente le importan.









Cuando un joven y callado lanzador llamado Rafael Soriano entró por primera vez al camerino de los Marineros de Seattle en el 2002, una de las primeras inclinaciones deFreddy García fue la de encontrar una manera apropiada de dirigirse a él.





En general a los latinoamericanos, y en particular a los atletas, les gusta ponerles apodos a los amigos y familiars. No solo les ayuda a identificar a alguien, sino que también les ayuda a crear un lazo, una aceptación entre ambos.











Varias cosas sobresalieron en la mente de García sobre este particular lanzador joven. Era de piel negra; y los apodos basados en el color de la piel, para bien o para mal, son bastante comunes. Esa era una de las posibilidades. Soriano también era alto y Delgado, y un apodo basado en su físico también era posible.





Pero lo que más le chocó a García era lo callado que Soriano era. Era cordial con sus compañeros, pero en ocasiones se retiraba en solitario en la parte trasera del camerino para llamar a su familia. García nunca había conocido a un jugador tan comprometido con hablar con su familia tan seguido. A los compañeros latinos de Soriano les cayó bien, pero los de habla inglesa realmente no lo conocían, en gran parte porque Soriano no hablaba bien el inglés.





En un momento de inspiración, García se inventó lo que creyó que era el apodo perfecto: El Silencioso,. Encajó a la perfección.





García, quien es ahora compañero de Soriano en los Yankees, se ríe al acordarse de eso. Mayormente se ríe porque en la década que ha pasado desde la invención del apodo, Soriano no ha cambiado prácticamente nada. Aunque su carrera si ha evolucionado de ser un lanzador abridor a un gran relevista, a ser el sustituto más que adecuado de Mariano Rivera como cerrador, y aunque ya no es tan delgado como solía ser, Soriano sigue siendo un misterio para la gente que lo rodea.





"Yo disfruto hablar con mi familia," dijo Soriano. "Siempre hablo cosas positivas. Siempre trato de hablar con la gente que tiene una influencia positive en mí, no con la gente que viene donde mí con problemas de dinero u otras cosas."










El misterio que rodea en estos días a Soriano es sobre su contrato. Ya que su temporada compara favorablemente con algunos de los mejores años de Rivera -- se encuentra tercero en el béisbol en salvamentos, quinto en efectividad entre los cerradores -- Soriano ahora encara la decisión sobre si utilizar la cláusula de salida de su contrato para irse a la agencia libre al final de la temporada, y por tanto rechazar los $14 millones que se ganaría el año que viene en Nueva York.





Como agente libre, es posible que Soriano consiga más dinero en un acuerdo multianual, el que sería con toda probabilidad la última oportunidad del veteran de conseguir seguridad de empleo a largo plazo -- cumplirá 33 años en diciembre. El agente Scott Boras dice que no se ha tomado una decisión todavía, pero varias fuentes cercanas a la situación han sugerido que Soriano se inclina hacia su salida de los Yankees.





"Hay gran demanda en el mercado por cerradores élite que puedan conseguir 40 salvamentos", dijo Boras, lo que podría indicar una intención de parte del agente de tratar de negociar un nuevo acuerdo multianual, ya sea con los Yankees o con otra novena.





Sin duda, Soriano ha sido muy valioso para los Yankees en esta temporada. Sin su habilidad para ocupar el espacio dejado por Rivera tras su lesión de rodilla a principios de mayo, dejando fuera del equipo al hombre que muchos consideran el mejor cerrador de todos los tiempos, Nueva York no estuviera en contienda por los playoffs. Y no hay seguridad de que Rivera pueda volver a estar en forma el año que viene. Soriano es un seguro de vida muy necesario.





"Gracias a Dios que lo tenemos aquí", dijo Rivera.





¿Pueden los Yankees darse el lujo de dejarlo ir luego de esta temporada? Los playoffs, asumiendo que clasificarán, con toda probabilidad serán la prueba de fuego en torno al valor de Soriano para ellos. Si falla en la postemporada, es posible que termine en la lista de jugadores que no pueden manejar la presión de Nueva York. Si se convierte en un héroe en los playoffs, es muy posible que los Yankees quieran retenerlo. En esencia, las próximas semanas serán tan importantes como han sido los pasados cuatro meses, y cuidado si más.





A lo largo de todo esto, Soriano ha optado por no hablar de su future, algo que no es inesperado.





Después de todo, é les El Silencioso..









A mediados de un viaje de escuchas en 1996, el entonces cazatalentos dominicano de los Marineros Ramón de los Santos recibió una llamada telefónica de un conocido quien le sugirió que le echara una mirada a un joven jardinero de Boca Chica. Cuando De los Santos escuchó el nombre "Rafael Soriano," se sorprendió. Nunca había escuchado de él. Los escuchas como De los Santos usualmente están bien familiarizados con cada pelotero que vale la pena firmar.





Pero el historial de Soriano para darse a conocer no era uno típico. Él aprendió a jugar a los 8 años, pero no estaba conectado con los entrenadores correctos que lo podían promover a los equipos de Grandes Ligas. Se desarrolló como jugador porque estaba comprometido y porque tenía varios tíos que habían jugado béisbol y que le enseñaron bien, dándole a Soriano el apoyo que nunca recibir de su padre.









Como adolescente y cuando no estaba en la escuela, se podia ver a Soriano en el terreno de juego a las 7 a.m. para entrenar todo el día, y luego se iba a la heladería local a trabajar, donde permanecería hasta las 10 p.m. Cuando llegaba a casa, su madre, Magali, usualmente seguía trabajando, así que no había mucho para comer. Cuando ella podía prepararle algo, Magali le hacía algo barato como huevos con arroz. Eso era el tipo de comida que no era suficiente para alguien que trabajaba tanto como Soriano, pero eso era todo lo que Magali, madre soltera, podía hacer.





A los 16 años, había visitado la academia de losCardenales de San Luis, pero ellos no se interesaron en firmarlo. Las necesidades financieras en su casa fueron agrandándose al punto de que tuvo que dejar la escuela y abandonar su entrenamiento a tiempo completo para irse a buscar trabajo.





Soriano trabajaba en una carpintería con su cuñado durante la semana y entonces jugaba béisbol los fines de semana. Un domingo, un amigo le preguntó por qué no estaba entrenando a tiempo complete. Soriano le explicó la situación. Entonces el amigo el dijo que tenía un contacto con el equipo japonés de Hiroshima Carp, quien para ese tiempo tenía una academia en San Pedro.





Port res meses, Soriano se entrenó con el Carp, quien mostró interés en firmarlo. Pero el equipo descubrió que tenía solo 16 años, y la edad mínima para firmar era 17. Soriano dijo que no estaba dispuesto a falsificar sus documentos; así que una vez más, volvió al trabajo.





"Nunca perdí la fe incluso durante ese tiempo en el que dejé de entrenar a tiempo completo", dijo. "Incluso a pesar de que solo jugaba los domingos, podía sentir que mi bate seguía allí. Incluso ahora, la gente se sorprende al ver que me convertí en lanzador porque yo era un buen bateador. Solía batear a ambas manos. Yo solo tenía fe. Hay un refran que dice que la fe mueve montañas. Eso es lo que yo siempre he tenido en mi mente. Cuando uno tiene fe, puede lograr muchas cosas".





Siguió sus entrenamientos en los fines de semana hasta que hizo contacto con De los Santos, quien lo firmó enseguida por $5,000 tras el primer entrenamiento.





"Solo lo vi entrenar por 12 minutos", recordó de los Santos, ahora retirado. "Pero ví que tenía un brazo muy potente. Pensé que si no lograba llegar como jugador de posición, podía ser un lanzador".











Las primeras semanas en la academia de Seattle fueron difíciles. De los Santos trató lo mejor que pudo para comunicarse con Soriano, pero no fue fácil. Él era callado, pero afortunadamente, también tenía buena actitud y comportamiento. De los Santos nunca tuvo que preocuparse por que Soriano se fuese a meter en problemas como algunos de los otros prospectos. Él solo quería jugar béisbol, y ¿cuál escucha no apreciaba eso, independientemente del hecho de que Soriano apenas hablaba?

Eventualmente De los Santos conoció que Soriano venía de una familia pobre pero humilde y orgullosa, y rapidamente le tomó cariño y aprecio al chico que creció sin un padre.





"Le tome cariño como a un hijo", dijo de los Santos.





Al igual que un padre cariñoso, de los Santos velaba por el chico. Cuando su carrera como jugador de posición se estáncó luego de apenas temporada y media -- al día de hoy Soriano cree que no le dieron una oportunidad justa porque no fue una gran firma como prospecto, y cree que pudo haber llegado a las mayores como jardinero -- de los Santos, junto con el coach de pitcheo de liga menor, el puertorriqueño Rafael Chávez, abogaron para convertirlo en lanzador.





En su primera salida en la liga de novatos de Arizona, Soriano lanzó a 95 mph. Fue en ese entonces que se convirtió en lanzador a tiempo completo.





En los años subsiguientes, el padre putativo de Soriano vio al chico, ahora convertido en un hombre, convertirse no solo en una de sus firmas más exitosas, sino también -- algo más importante aún -- en una de las personas más caritativas que conoce.





"Yo se que no le gusta la publicidad, pero él ayuda a la gente", dijo de los Santos. "Él es uno de los jugadores que más da, sino es el que más da, que yo jamás haya conocido".





En Boca Chica, Soriano es conocido como el hombre que pagó por la cirugía de espalda que evitó que un chico pobre quedara inválido por el resto de su vida. En Boca Chica, Soriano es conocido por ser el hombre que mandó a construir una casa para una mujer pobre con nueve hijos y que vivían en la miseria. En Boca Chica, Soriano es conocido como el hombre que compra regalos de Navidad para muchos niños pobres.





"Yo siempre trato de ayudar a la gente en el área", dijo. "Es una de las cosas que me hace sentir bien. Cuando eso sucede, siente mucha calma y paz."





Pero él rara vez menciona esos actos. Para él, es mejor hacerlos de forma anónima. Después de todo, él es El Silencioso..









La evolución de Soriano como lanzador ha sido optimizada para encajar su personalidad. De la manera que lanza lleva a la menor cantidad de interacción social posible.





"En cuanto a comunicación, no hay ninguna", dijo el receptor de los Yankees Russell Martin. "Él sale allá afuera. Está enfocado. Tiene un modo muy simple de lanzar: recta adentro y afuera, slider en ambos lados del plato. Y no hay nada que puedas hacer excepto salir allá afuera y tratar de conseguir los tres outs".











Incluso en su celebración por la victoria -- luego de conseguir el ultimo out en un rescate o una victoria, Soriano agarra de forma violenta su camisa y se la saca de los pantalones -- es un acto singular que no involucra a nadie más excepto a él mismo.





Por supuesto, no siempre fue así. A medida que aprendía el arte de lanzar, Soriano escuchabba las instrucciones de sus coaches, mayormente Chávez en las menores, y gradualmente esas lecciones lo convirtieron en un gran cerrador.





"En los últimos tres o cuatro años, se ha convertido en un lanzador totalmente diferente", dijo el jardinero de los Yankees Andruw Jones, quien fue compañero de Soriano con los Bravos en el 2007. "Aprendió a como lanzar. Cuando estuve con él en Atlanta, él era más un tirador. Estaba solo tratando de lanzar la bola lo más duro posible al guante".





En su primer año en las mayores en el 2002, Soriano utilizó su recta en el 75 por ciento del tiempo, mientras que su slider solo lo usó en el 17 por ciento del tiempo. En Atlanta, cuando se convirtió en un relevista estelar, en el 2009, Soriano lanzó su recta en el 73 por ciento del tiempo, y su slider en el 23 por ciento de las ocasdiones. Esta temporada ha sido la más balaceada de su carrera: recta en el 60 por ciento y slider en el 40 por ciento.





Es una gran evolución, una que solo pudo haber llegado gracias a su union con coaches y compañeros. Quizás él no habla mucho, pero lo hace cuando es necesario. Aprendió a interactuar con compañeros y coaches que solo hablan ingles, a pesar que ellos tuvieron que hacer un gran esfuerzo debido a las diferencias de cultura y lenguaje.





Mientras estuvo con Tampa a principios de la temporada 2010, Soriano y el manager Joe Maddon fueron a cenar a un restaurante brasileño. Luego de varias botellas de vino y una interminable cantidad de carne, el manager y su cerrador fortalecieron sus lazos. Por supuesto, hablaron de béisbol, pero Soriano estaba más interesado en hablar sobre la familia.





Para mantener la relación fuerte, Maddon, luego de cada uno de los 45 rescates de Soriano esa temporada, servía una copa de vino para que ambos celebraran. Tenían sus diferencias, pero Soriano confiaba en su manager, quien había hecho un gran esfuerzo para acercarse y conocerlo más.











"Lo más grande con Rafael fue que aprendí a escucharlo", dijo Maddon. "Luego de tres días, uno pensaría que le daría el día libre. Pero él te decía, 'En realidad, me siento mejor hoy'. Me dijo que debía utilizarlo. Pero entonces en ocasiones me decía, 'No me siento tan bien hoy'. Con él, él realmente se conocía bien a si mismo".





La decisión de Soriano de abandonar el ambiente tranquilo Tampa para unirse al turbulento mercado de Nueva York parecía extraña. Aparentaba ser una relación condenada al fracaso. Pero todo se reducía al dinero. Los Yankees ofrecieron la mayor cantidad: $35 millones por tres años, un contrato que los Rays simplemente no podían ni querían igualar.





De forma predecible, él ha tenido una relación fría y caliente con los medios de Nueva York. El año pasado, Soriano fue criticado temprano en la temporada cuando falló en pararse frente a su casillero para hablar con los reporteros luego de una mala salida. En una ciudad donde la disponibilidad es clave, muchos vieron eso como un acto de cobardía. Para sorpresa de nadie, fue acribillado por los columnistas.





"No me sorprendió la reacción porque yo sabía que estaba haciendo lo incorrecto", dijo Soriano. "Pero en ese momento, no me importaba que estuviese mal lo que estaba haciendo porque yo estaba molesto conmigo mismo".





Luego de hablar con los oficiales del equipo y con sus compañeros, aseguró hacer mejor las cosas en el resto de la temporada; y durante la mayor parte de la campaña, lo hizo, a pesar de que ha habido ocasiones en esta temporada en las que no ha estado disponible para entrevistas post partido tras una mala derrota. Incluso luego de las victorias, Soriano es una presencia extraña en el camerino de los Yankees.





Bueno o malo, ha rechazado en su mayoría la atención.





"Los fanáticos y los medios tienen expectativas diferentes aquí", dijo Soriano. "Cuando haces algo malo, esperan por tí. Al no hablar inglés perfecto, en algunas ocasiones es difícil para mí responder todas las preguntas".





La mayor parte de las veces, Soriano prefiere irse a la parte trasera del camerino o a su casa, donde puede llamar a sus familiares. En ocasiones, él llama a su tío, quien tendrá para él críticas constructivas sobre lo que pudo haber hecho mal esa noche. Inevitablemente, su familia le ofrece palabras de apoyo, y eso es suficiente para que Soriano siga hacia delante, incluso en sus peores momentos en el terreno. Algunas veces, simplemente hablar con su madre es suficiente inspiración.











Soriano camina hacia la loma al ritmo de una canción escrita por un amigo, y en la que incluye la siguiente estrofa: "Su madre lo inspiró para hacer sus sueños realidad".





A pesar de sus altas y bajas en su relación con la prensa, ha tenido una temporada sobresaliente. La mayor diferencia es que abandonó el uso de la recta cortada que llegó a lanzar en el 20 por ciento de las ocasiones el año pasado. Soriano vive y muere con su recta y su slider.





"Algunas veces, se habla demasiado sobre la presión aquí en Nueva York", dijo Rivera. "Uno hace su trabajo, y resto está fuera de tu control. Pero él ha logrado ajustarse bastante bien".





La relación con Rivera ha ayudado a Soriano a sentirse cómodo en el rudo ambiente de Nueva York. El futuro miembro del Salón de la Fama es uno de los pocos en la ciudad con los que Soriano se comunica regularmente. Ambos hablan con frecuencia sobre béisbol y sobre la familia, los dos temas favoritos de Soriano.





A pesar que Soriano admite que tuvo problemas el año pasado con su rol en la octava entrada (fue cerrador para los Bravos en el 2009 y los Rays en el 2010), ciertamente no quería convertirse en el cerrador de los Yankees gracias a la lesión de uno de sus mejores amigos.





"Obviamente, fue un momento difícil cuando vimos a Mariano lesionarse de esa manera", dijo Soriano. "No pude dormir bien esa noche. Pero solo Dios sabe porque hace las cosas. Yo lo extraño. En la quinta entrada, solíamos caminar juntos hacia el bullpen. Ahora camino solo y me siento solo. Pero pienso que va a volver y que volverá mejor que nunca. Le dije que no quería que se retirara de esa manera. Yo quería que él se retirara como lo hacen los grandes. No me importa si soy cerrador; él tiene que volver el año que viene".





¿Quién sabe cuales factores serán tomados en consideración por Soriano para quedarse o irse de los Yankees? En un sentido, esta podría ser la decisión más difícil que haya tenido que tomar jamás. ¿Será su relación con Rivera lo suficientemente fuerte como para mantenerlo en Nueva York? ¿Será tentado lo suficiente por un contrato multianual y más dinero para abandoner los Yankees? ¿Acaso ha aprendido a encontrar comodidad en un lugar tan ruidoso como Nueva York? ¿Acaso la lealtad que anteriormente solo le tenía a su familia la podrá extender a su más reciente familia de béisbol?





¿Quién sabe? Ciertamente Soriano no. Después de todo, él es El Silencioso.

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