sábado, 15 de septiembre de 2012

LAS RELACIONES ENTRE PERIODISTA Y ATLETAS



MARIO EMILIO GUERRERO..El oficio de periodista brinda muchas satisfacciones a quienes lo ejercen como profesión. Esto lo puedo decir por experiencia propia, ya que a lo largo de casi 40 años en los medios de comunicación, he tenido el honor de ser testigo de primera línea de un sinnúmero de eventos históricos y de hazañas excepcionales, vedados para la inmensa mayoría de la gente. El trabajo de cronista le da a uno la oportunidad de estar en contacto y conocer a las grandes luminarias del deporte, lo que significa un privilegio del que todo el mundo quisiera disfrutar.

Tragos amargos
Sin embargo, la labor del reportero o comentarista también trae momentos de frustraciones y enormes sinsabores, por lo que no todo es color de rosa en esta actividad.

El periodista se puede pasar años elogiando a un determinado atleta, ensalzando sus proezas, pero cuando llega la hora de hacer una crítica o de reseñar algún fracaso, ahí mismo comienza la desgracia de quien osa mancillar el nombre inmaculado del héroe.

Esto sucede especialmente cuando se inicia el natural declive del deportista de alto rendimiento, y el comunicador está en el deber profesional de ser objetivo y referirse a las actuaciones mediocres o los fallos de cualquier índole. Es en ese momento, que el cronista deportivo, por cumplir con su labor informativa, se convierte en el peor enemigo del atleta y en un ser despreciable.

Las críticas
En nuestro país esto ocurre principalmente con los jugadores de béisbol y en los últimos tiempos con algunos baloncestistas, cuya epidermis es muy susceptible y no logran asimilar las críticas de los miembros de la prensa. No importa que por largo tiempo usted haya sido un promotor gratuito de un determinado atleta y hasta su principal fanático, porque desde el instante en que se difunde o comenta una actuación negativa, se cae en desgracia y ya jamás ni siquiera se puede el periodista acercar al aludido.

Ingratitud
Lo irónico de todo esto es que cuando un atleta, no importa la disciplina deportiva que practique, está en los albores de su carrera, considera al periodista su mejor aliado y ansiosamente procura que éste resalte sus méritos y hazañas en los medios de comunicación. Es la época en que el cronista se convierte en un ente imprescindible, puesto que es el vehículo para que el público conozca a la estrella en ciernes y sepa de sus primeros logros. En esa etapa de su carrera, el deportista valoriza y saca provecho del trabajo del comunicador. Esa es una realidad innegable, cuyos ejemplos están a la vista de todos.

Pero, luego llega el éxito y con él, fama y fortuna. Para ese entonces, el periodista pasa a ser un estorbo, alguien que “molesta”, al que “pesa” darle una entrevista.

Claro está que estoy generalizando y que no todos los atletas que triunfan se comportan de esa manera, sin embargo son muchos los que asumen la actitud que acabamos de describir.

Se extralimitan
Sé que algunos cronistas se pasan de la raya en sus críticas y hasta se inmiscuyen en asuntos que no les conciernen, como es la vida personal de los atletas, pero estos no representan a la mayoría. También reconozco que no todos los deportistas se comportan de esa manera, pero desgraciadamente esos son los menos.

Caso reciente
Hago estos señalamientos, a propósito del incidente suscitado entre el periodista Ricardo Rodríguez y el baloncestista Jack Michael Martínez. Rodríguez acusa a Martínez de amenazarlo y ha llevado el caso a la justicia, en tanto el jugador alega que ha sido víctima de críticas dañinas por parte del comunicador. Aún siendo ciertas sus aseveraciones, algo difícil de creer conociendo la trayectoria de este joven cronista, Jack Michael debe entender que existen otras formas para mostrar su inconformidad ante comentarios que puedan afectar su imagen. Además, Martínez no es un atleta cualquiera, pues se trata del capitán de la selección nacional de baloncesto de mayores y un jugador admirado y respetado en el país y el extranjero. Me da la impresión de que terceras personas están detrás de este asunto, quitando y poniendo palabras en lo dicho por Rodríguez. Eso nunca falta, y el atleta debe coger y dejar, y sobre todo ser tolerante.

Conciliación 
Lo más importante en estos momentos, es que Ricardo y Jack Michael lleguen a un entendimiento, que depongan posiciones sectarias y ambos saquen lecciones positivas de este penoso acontecimiento.

Ojalá llegue el tiempo, aunque es muy difícil que esto suceda, en que atletas y periodistas se respeten mutuamente. Que los atletas entiendan que el trabajo del comunicador es informar al público con objetividad y sin distorsiones y que a la vez, los periodistas realicen su labor informativa respetando los cánones éticos y morales de la profesión.

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