jueves, 24 de enero de 2013

Una historia de amor entre Boxeo y Voleibol ; Llegaron al más alto nivel del deporte olímpico con un romance en silencio



Yoel Adames F. Santo Domingo”“¡Desen un beso, desen un beso!”, azuzó el improvisado celestino a ambos mozalbetes; llenos de miedo se acercaron, cerraron los ojos y unieron sus labios... Él quedó paralizado y engranujado como un erizo, ella tampoco soportó la extraña energía y, como víctima de una descarga eléctrica, ¡despavorida!, corrió hacia su galpón.
Desde aquel día quedó el fogonazo dentro de sus pechos y ni su crecimiento como atleta de alto nivel que les ha llevado a recorrer diversos países del mundo y a conocer mucha gente, ha logrado que aquel juvenil boxeador de entonces y su enamorada voleibolista, de edad ¡infantil!, borren su pacto de amor para un rato infinito, que definen con raíces más profundas que un matrimonio frente a un eclesiástico.
“Yo no sé cómo me la conseguí, la verdad es que ella me miraba y nos reíamos hasta que ese día, Rafael Pujols, otro boxeador que andaba conmigo, nos pidió: ¡Desen un beso, desen un beso...! Ahora, ahora!, y entonces nos besamos, ahí empezó todo, creo que ese fue nuestro matrimonio”, revela Gilbert Lennin Castillo, de 24 años.
 SIN FRONTERAS ÉL EN MIAMI Y ELLA EN COREA  
El amor de Lennin y la China no tiene distancia, pero sí internet, a veces ella está boleando en Puerto Rico, Corea o Japón y él sudando abundante, ¡a golpes limpios!, por Miami, pero todo sigue igual, en cada momento libre se ven las caras y hablan por las redes sociales.
“Cuando empezamos nuestra relación estábamos separados por una pared y una verja, ahora nos colocamos a miles de kilómetros, en ocasiones ando  con la selección en el tour, por China, Japón, Tailandia, Corea, Filipinas, pero Lennin tiene una pelea en Rusia o en los Estados Unidos...
Yo estoy pendiente de él y cuando el voleibol juega él también de mí.
“Rezo y le deseo lo mejor, hasta ahora Dios lo ha ayudado y no ha perdido una pelea como profesional luego que dio el salto cuando vino de las olimpiadas de Beijing”, dice Eve de su amor, quien marcha con 8 victorias sin derrota en el pugilismo de paga.
Eve y Castillo, se abren pasos a remates y nocauts 
Ella estaba apasionada con ir a Beijing 2008 y disfrutar la experiencia de vivir las competencias del voleibol y el boxeo al más alto nivel, con chance de medallas, su selección había clasificado en tercer lugar, pero luego quedó fuera por una regla que la excluía por la cantidad de equipos participantes por continente.
“Quería que actuáramos juntos en las olimpiadas ñexpresa la espigada salidora de ojo pequeños y carnosos labiosñ, esa vez no pudo ser porque el voleibol quedó fuera, lo seguí, vi a Lennin peleando por la TV,  fue eliminado y lloré, teníamos muchos sueños, pero la inexperiencia, él era uno de los boxeadores más jóvenes del evento. Yo, tuve que esperar a Londres 2012 y aunque no estuve cerca de medalla gocé cada juego”, compara.
Amor y sacrificios
La distancia que “sufren” por la naturaleza de sus trabajos les hace inseparables cuando pueden juntarse en su residencia de la parte oeste de Santo Domingo.
“Siempre estamos juntos cuando estamos en el país, pero es que duramos mucho para encontrarnos; nuestros trabajos necesitan concentración ñdice Lenninñ, yo no iría a un juego de voleibol a distraerla, ni ella debe ir donde yo me preparo porque me va a entretener”.
La “China”,  a quien en su niñez le llamaban la “Chinita” porque su padre tenía el mote de “El Chino”, es una mujer muy joven que  a sus 21 años proyecta objetivos especiales en los próximos 10 años que permitirán a la pareja tener un mejor futuro. “Ahora mismo sabemos que no podemos tener hijos; quisiéramos, pero es tiempo de asegurar cosas y entonces al final de ese tiempo yo quiero tener tres hijos y estar más tranquila en el país, quizás fuera de la selección ya”, dice Eve, quien llegó en 2005 a la selección de su compueblana Miriam García.
Preparación académica
La especial pareja que a través del deporte ha recorrido tantas millas, el marcador de su edad se detiene en 45 en conjunto.
“Uno se ve en diez años terminando una carrera, quizás antes, formalizando una familia, y quién sabe si volviendo a la universidad “, dice el pelú Lennin, quien se ha dejado las greñas por años para que la China lo peine. “Yo entré a Utesa a estudiar mercadeo, pero llegó la preparación de Beijing 2008, los fogueos, los torneos clasificatorios para esos juegos y tuve que abandonar mis estudios universitarios”. La China jugó los primeros tres sets del bachillerato, pero abandonó la cancha de los estudios en el cuarto, cuando la selección empezó a requerirla de forma permanente.
“Es difícil, por no decir imposible,  muchas veces tenemos compromisos que uno dura más en el extranjero que en el país, ¿cómo uno estudia? Claro, esto fue lo que nosotros elegimos y gracias a Dios somos jóvenes, afirma la dura rematadora nativa del sector Gregorio Luperón en Puerto Plata.
Lo económico
Aunque ha noqueado a cinco de sus ocho rivales, Lennin es dos pulgadas más pequeño que Lisvel, y lejos de la violencia intrafamiliar ambos se preparan para dar un buen golpe.
“Bueno, tenemos un buen vehículo, todoterrenos, y Dios delante compraremos nuestra casa en Santo Domingo”, explica la China.
Lennin acaba de firmar un contrato de 3 años con la firma “Acquinity”, de La Florida, la cual le ha trazado planes de llevarlo al ranking del mundo y a una pelea importante en ese período, al menos por una corona internacional.
Eve, quien ya reforzó en Puerto Rico, tres veces; en Japón y Corea, una vez; espera una temporada de voleibol sin lesiones y con buenos contratos para hacer realidad sus planes futuros, para consolidar una familia feliz.
De Lennin a la China,  del boxeo al volibol, puro amor “por siempre”.

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