viernes, 27 de septiembre de 2013

Que el 4% a la educación llegue al beisbol



FELIPE CIPRIAN...Aunque República Dominicana es reconocida mundialmente por ser una gran finca de talentos jóvenes para la práctica de beisbol, dudo mucho que haya algún otro país en el mundo donde el deporte nacional no cuente con una política de fomento y de desarrollo de instalaciones apropiadas y suficientes para que la niñez y la juventud aprendan y practiquen el juego.

El beisbol es el deporte nacional y el que atrae las multitudes dominicanas donde quiera que se encuentren. Algo similar sucede en Cuba y Puerto Rico para solo mencionar países antillanos.

Pero resulta que cuando el gobierno construye un plantel escolar donde los niños van a estudiar y a formarse como futuros ciudadanos, nunca se piensa en dotarla de un estadio para la práctica del beisbol infantil. No estoy pidiendo que dentro del recinto del plantel esté ese estadio, pero que la escuela disponga de un campo deportivo propio en sus proximidades es una posibilidad y una necesidad indiscutible.

No se puede pensar que siendo el beisbol un elemento esencial de la práctica deportiva en general, los niños y jóvenes tengan que acudir –como ahora- a escuelas de ligas privadas que suelen tener un costo para sus padres o comprometer al futuro talento a entregar una proporción del monto de un hipotético contrato con un equipo de Grandes Ligas para pasar al profesionalismo.

En el caso de los niños residentes en barrios marginados y pequeñas ciudades del país, no es raro verlos improvisando un Home Plate en el jardín derecho de un estadio amateur para batear y correr en forma contraria a un play normal mientras los atletas mayores están en pleno juego.

Es, además de una práctica peligrosa, decepcionante que por la falta de estadios infantiles los más pequeños tengan que poner su vida en riesgo al tener que jugar en forma simultánea, en el mismo terrero, con atletas adultos.

Si en este país las cosas se planificaran como debe ser, cada ciudad tuviera un complejo deportivo para la práctica de beisbol juvenil y amateur bien construido y cuidado bajo la administración estatal. Igualmente, cada escuela o conjunto de escuelas próximas deben tener estadios infantiles, utilería completa y profesores para enseñar y practicar el beisbol desde la niñez como parte de su formación esencial.

Pero la realidad es otra y muy distinta: son los esfuerzos individuales de los padres o amigos los que hacen posible que los niños puedan practicar beisbol en “Ligas” o escuelas privadas.

Si en esas condiciones el país ha dado tantas estrellas de Grandes Ligas… ¿qué no se lograría si la práctica del beisbol infantil fuera fomentada debidamente desde el Estado y entendida como parte esencial de la educación de la niñez?

La entrega por parte del gobierno de Danilo Medina del 4% del Producto Interno Bruto a la educación desde este año 2013 aporta fondos suficientes para crear la infraestructura suficiente para motivar el surgimiento de talentos cada vez más destacados en todos los escenarios beisbolísticos.

En Cuba, sin duda una potencia deportiva pese a todas las limitaciones económicas de diversa naturaleza, los estadios, los entrenadores, la utilería y hasta el transporte lo proporciona el Estado para que su niñez y su juventud se cultiven en la práctica del deporte rey en su país.

Aquí no debe hacerse menos y ya se nos está haciendo tarde frente al auge de las pandillas, el micro tráfico, la delincuencia y la criminalidad.

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