viernes, 10 de julio de 2015

Falta de respeto y medida estúpida contra Jack Michael



BASKET4EVER...De Jack Michael Martínez se pueden decir muchas cosas, muchas buenas y otras no tanto, pero lo que nadie puede poner en duda es el compromiso que siempre ha mostrado a la hora de representar el país en eventos internacionales.

Jack Michael es el jugador dominicano que más lauros ha conseguido representando la selección de baloncesto de esta media isla, y la decisión de excluirlo del equipo dominicano que nos representará en los Juegos Panamericanos de Toronto es una falta de respeto, una medida estúpida y completamente innecesaria.

La gente ya no lo recuerda, porque los dominicanos somos desmemoriados y olvidadizos, pero hace 25 años había que rogarles a los hombres grandes de nuestra selección, que tenían todo tipo de demandas y exigencias para ponerse el uniforme tricolor. Eso lo hemos olvidado gracias a ese señor al que hoy le Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) le da la espalda, porque Jack Michael nunca le dijo que no al país cuando le hizo el llamado.

Controversial, sí. Contestario, sí. Polémico, sí. Pero ese Jack Michael Martínez ha sido un baluarte para nuestra selección. Un hombre que siempre encontró la forma de hacer el trabajo frente a jugadores de más estatura e incluso mayor nivel. Hoy en día, contra ese muchacho que comenzó su marcha por los equipos dominicanos desde las categorías inferiores se está cometiendo un abuso.

La desgracia de Jack Michael comenzó en septiembre del 2013, cuando la entusiasmada selección dominicana regresó con un boleto para el Mundial de España 2014, tras obtenerlo en el Pre Mundial celebrado en Venezuela.



“La excusa de Al Horford fue que estaba cansado, que quería descansar, pues entonces que siga alargando su descanso para que esté mucho mejor con su equipo de la NBA”, declaró Martínez al llegar al Aeropuerto Internacional Las Américas.

Unas declaraciones desafortunadas. Pero esas palabras solo reflejaban su pasión y entrega por nuestra selección, la euforia de haber logrado una meta impensable sin nuestro mejor jugador (Horford) que como apuntaba Jack Michael, se perdió la cita porque necesitaba “descansar”.

Bueno, cuando eres un All Star en la NBA, puedes darte el lujo de no acudir a un evento para “descansar”, y eso se puede entender y asimilar, pero también se debe entender y asimilar el contexto en el que se produjeron las declaraciones de Martínez, quien se tuvo que “emburujar” solito con todos los mastodontes de la región, y con su controvertida personalidad quiso manifestar cómo se sentía al respecto.

Lo peor de todo esto es que esta desafortunada decisión, como lo fue dejar fuera a Charlie Villanueva en su momento, tiene que ver con el señor Eduardo Najri, quien tanto ha hecho por nuestro equipo nacional a través de una gerencia magnífica del seleccionado. Sin embargo, aquí le ha faltado tacto y diplomacia para manejar el caso del estelar rebotero y miembro más emblemático del conjunto tricolor.

Señor Najri, señor Rafael Uribe, presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto, ustedes deben reunirse con Jack Michael y buscarle una solución a todo esto, porque de lo contrario están creando un precedente de consecuencias nefastas para el futuro del baloncesto dominicano, porque si eso le está pasando a quien probablemente es la figura más conspicua a nivel de selección en la historia de nuestro baloncesto, que no será de los que vienen detrás, que ven ahora como el “capitán histórico” ruega que lo dejen retirarse en sus propios términos y en un torneo grande, hasta el punto de pedir que lo convoquen que él se gana el puesto en las prácticas.

Jack Michael ha jugado con el equipo nacional lesionado, con paralisis facial, desgarros y una serie de situaciones que solo una persona con una entrega total y un amor por su país, como el que siempre ha demostrado, lo hubiera hecho.

Martínez no es un santo ni un niño cantor de Viena, pero su trayectoria le hace merecedor de un respeto que hoy le niegan los que ayer lo ensalzaban y levantaban sus brazos jubilosos tras los logros de la selección, y a los que amamos y siempre hemos seguido de cerca el baloncesto esta situación no nos causa ninguna gracia.

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