lunes, 7 de septiembre de 2015

BAREA CONDUCE A PUERTO RICO SOBRE DOMINICANA




37 PUNTOS

9 ASISTENCIAS

7 REBOTES

EL CAPITAN BORICUA TUVO QUE VER CON POR LO MENOS 55 PUNTOS DEL EQUIPO.

CIUDAD DE MÉXICO (Campeonato FIBA Américas) - Y una tarde, Puerto Rico salió de pobre. En su primera victoria en segunda fase, los boricuas superaron a República Dominicana 98 a 92, para mantener un delgado hilo de ilusión de meterse en semifinales o, al menos, de ubicarse en el quinto lugar, para sacar pasaje al Repechaje Olímpico de 2016. De paso, le complicaron el escenario a los dominicanos, que cerrarán esta segunda contra dos de los principales candidatos a la corona: Argentina y Canadá.

José Juan Barea fue cerebro, corazón y goleador de su equipo: anotó 37 puntos, entregó 9 asistencias y bajó 6 rebotes. Y participó de cada momento clave de un juego que pareció tallado a su medida

Puerto Rico comenzó dañando con Balkman y Díaz, mientras Dominicana concentraba sus ofensivas en el talento de “Cisco” García. La capacidad anotadora de José Juan Barea comenzó a desequilibrar el tablero electrónico y les dio a los boricuas una ventaja de seis (25-19). Aunque el base puertorriqueño elevó su cuenta personal a 13 durante el primer cuarto, entre García y los aportes de Feldeine y Eloy Vargas permitió que la diferencia fuera sólo de un doble al cerrar el primer cuarto (27-25).

De la mano de Barea, y con Clemente, Holland y Balkman como socios ideales, Puerto Rico metió una ráfaga de 14-0 y pasó al frente 41-27, poco antes de que el segundo cuarto llegara a su mitad. De esa sequía, Dominicana sólo podía salir por una vía: el goleo de “Cisco”, que anotó un doble y clavó un hermoso triple desde una esquina, luego de recuperar un balón que se iba por la línea lateral.

De todos modos, Puerto Rico seguía siendo mucho más consistente: con Barea que llegó a 21 puntos en los primeros 20 minutos y la supremacía en los rebotes (22-14), el equipo de Rick Pitino tomó 15 de ventaja (47-32) y cerró la primera mitad 47-34, con unos 10 minutos en los que la diferencia fue demasiado notoria (20-9).

Dominicana, que parecía fuera de onda, encontró la sintonía rápidamente: metió un parcial de 8-0 con García como punta de lanza y, aun cuando miraba desde abajo a Puerto Rico, le cambió el eje a lo que sucedía hasta allí. Se sintió confiado y a gusto, mientras que los boricuas perdieron seguridad, se mostraron dubitativos y sólo dependieron de lo que pudiera generar el capitán del barco: José Juan Barea. Y fue precisamente el base de los Mavs quien se transformó en director de orquesta, para capitalizar lo que pudieran aportar Clemente, Balkman o Vassallo. Y así volvió a tomar ocho (69-61).

En el último cuarto, Puerto Rico interceptó balones en defensa, supo si acelerar o frenar la bola, y generó espacios en el corazón de la defensa dominicana, hasta escaparse a 12 (84-72). Barea, con un triple, estiró la brecha a 15 (89-74) pero casi de manera increíble, los boricuas se relajaron en defensa y permitieron que los dominicanos entraran en el vértigo que más les convenía, hasta acortar a seis (91-85).

No obstante, Barea demostró que todo lo que ocurriera en el Palacio de los Deportes saldría de su cabeza o de sus manos: le dio una asistencia a Chaney para destrabar el marcador y encestó los cuatro libres decisivos, para liquidar el juego 98-92 y mantener, al menos de manera tenue, la luz de la ilusión olímpica puertorriqueña.

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